lunes, 21 de febrero de 2011

Kazan - El Banya o Temazcal Ruso

Antes de comenzar mi relato permítanme platicar ligeramente sobre el Temazcal, obviamente no soy un experto en historia y mucho menos en tradiciones mesoamericanas o similares, así que lo que platicaré es mi experiencia y opinión acerca del Temazcal, para todos aquellos seguidores que no son de México.

Pues bien, el Temazcal a grosso modo es una especie de baño sauna antiguo ideado por los antiguos pueblos mesoamericanos (como podrían ser los mayas o los nahuas), naturalmente con ciertos rituales a cumplir dentro de éste. En mi experiencia personal, uno va en traje de baño y es mixto (hombres y mujeres), entrando a un lugar hecho como de barro u otro material por el estilo, dicho lugar no tiene ventanas ni otro orificio que no sea la puerta de entrada, es circular y hay una banca por toda la orilla. La gente se sienta en dicha banca, mientras observa las brazas y las piedras calientes en el centro. Finalmente la persona que conduce el Temazcal cierra la puerta y todo queda a oscuras y en silencio. Dicha persona echa agua con ciertas yerbas a las piedras, generando un vapor aromatizados bastante agradable. Después pueden darse ciertas reflexiones o platicas dentro del Temazcal, me han tocado variadas, desde rituales o platicas bastante profundas, hasta simplemente el disfrute de estar en un lugar como éste.

El calor puede llegar a ser algo intenso, y ciertamente agotador, al salir del Temazcal uno siente la frescura del entorno (en mi caso fue en Veracruz), y luego uno debe tomar una ducha con agua fría para terminar el proceso, lo cual lo deja a uno con una sensación de tranquilidad y paz interna inigualable.

Pues bien, este breve e incompleto relato del Temazcal viene a colación porque en Rusia tienen su propia tradición acerca del sauna, me refiero al Banya. Es muy común para las personas en Rusia el contar con una casa de "campo" o Dacha, digamos que es el equivalente a las casas en Cuernavaca que mucha gente de la Ciudad de México llega a poseer, un lugar para escapar del stress de la ciudad y poderse relajar, aunque sea los fines de semana o en periodos cortos de tiempo.



Lo interesante de las Dachas es que mucha gente aprovecha para sembrar cosas en el jardín, según lo que me llegaron a platicar, algunas verduras, moras (es bastante común para ellos tener sus propias jaleas o mermeladas hechas a partir de las moras de sus jardínes), imagino que algunas frutas, etc. todo aquello que se pueda dar en esas latitudes antes de la llegada del invierno. Y como buen lugar de descanso, recreación y tranquilidad, no podía faltar el Banya, ya que a diferencia de Cuernavaca, no sería un lugar muy propicio para tener una alberca al aire libre (a menos que desees patinar sobre hielo una buena parte del año).



Pues bien, el Banya es un pequeño cuarto localizado fuera de la Dacha pero dentro del mismo terreno de ésta, dicho cuarto está separado en dos, un vestidor y lo que implica el Banya en si, el cual tiene el principio muy similar al sauna.



El Banya lo probé hace dos semanas con el padre de Masha (la niña con la que me estuve hospedando) y con Bryan, otro chavo que también se estaba hospedando con nosotros. Tanto Bryan como yo eramos primerizos en este asunto, y el padre de Masha (Vladimir) no habla inglés, y en ese entonces nuestro ruso era poco más que malo, así que poco a poco y a base de ademanes y lo poco que entendíamos fuimos siguiendo sus indicaciones.

Salimos de la Dacha al jardín a -20°C aprox. y nos dirigimos al Banya, entramos al vestidor, y nos despojamos de toda la ropa, hasta quedar tal cual vinimos al mundo, como una simple masa de piel y cabello, en ese momento Vladimir ya había preparado todo en el Banya, así que solo teníamos que entrar. Dentro del Banya, es complicado describirlo, hay una serie de bancas a diferentes alturas del suelo, y una especie de horno, también con piedras calientes, que irradiaban de una manera como jamás había experimentado en mi vida, era como salir a caminar al mediodía en Mexicali durante la canícula.

Vladimir nos dio unas indicaciones y nos sentamos los tres en la banca mas alta, quedando nuestras cabezas (las pensantes) a unos 15 ~ 20 cm del techo. Al principio se sentía un calor extremo pero tolerable, pero no pasaron ni dos minutos cuando empecé a sentir un ardor muy intenso en los ojos y oídos. En ese momento Vladimir descendió de la banca y mojó la banca más pequeña, que estaba casi a ras del suelo, yo me incliné a poner la cabeza casi a las rodillas, el calor era insoportable, literal sentía que me estaba cocinando vivo, no puedo describir la sensación, pero podría jurar que estábamos a cerca de 60°C en esa parte del Banya, realmente era demasiado, no podías ni siquiera enfocar bien la vista.

Bryan y yo descendimos y nos sentamos en la pequeña banca cercana al piso, ahi el calor era mucho más tolerable, cerca a los 40°C yo estimo, y empezamos a echarnos cubetadas de agua, tibia por supuesto, lo interesante es que había dos llaves de agua, una roja, para agua fría, y una azul, para agua caliente, lo cual descubrí de mala manera al llenar una de las tinas de agua y darme santa quemada en la espalda, en fin, debí haber probado el agua antes de echármela encima.

Estuvimos refrescandonos con agua algunas veces, hasta que Vladimir me indicó que volviera a subir a la banca más alta, eso me inquietó un poco, ya que vino a mi mente de nuevo ese ardor tan intenso. Subí, pero esta vez me indicó que me acostará en la banca, con la cabeza lo más alejada del horno, eso hice, y entonces Vladimir tomó un manojo de hierbas y comenzó a sacudirlas contra mi cuerpo. Después de un rato bajé de la banca e hizo lo mismo con Bryan.

Posteriormente nos indicó que salieramos al vestidor. Salimos y yo estuve a punto de tomar mi toalla, pero me lo impidió, esto todavía no acababa. Nos sentamos en unas sillas que había ahí, y nos enfriamos un poco, estimo que la temperatura en el vestidor era arriba de 10°, pero no llegaba a 20°, algo fresco. Nos relajamos un poco, tomamos un vaso de jugo de naranja que había ahí, y entonces ocurrió lo inesperado.

Vladimir abrió la puerta de la entrada y nos indicó que salieramos a la intemperie, y eso hicimos, si, salimos desnudos al jardín, a -20°C, entonces nos acercamos a un barandal que estaba justo enfrente, tomamos un poco de nieve y nos la untamos en las extremidades y la cara para enfriarnos, esta ocasión tampoco puedo describir con lujo de detalle las sensaciones, pero si puedo asegurar que no se sentía demasiado frío, el cuerpo en cierta manera estaba un poco descompensado me imagino, del extremo calor y como que el extremo frío no provocaba mayor problema, de todos modos, solo estuvimos un par de minutos en la intemperie.

Volvimos a entrar al Banya, y continuamos con el ritual de echarnos agua mientras soportábamos el intenso calor, pero ahora tomabamos también los manojos de hierbas y nos los "azotábamos" en todo el cuerpo, obvio de una manera gentil, tampoco era sadomasoquismo. Después de un rato otra vez salimos al vestidor, y nuevamente a la intemperie.

Repetimos el proceso unas cuatro o cinco veces, yo estimo que en total estuvimos entre hora y media y dos horas en el Banya, lo que si, aunque suene muy extraño, al llegar a Kazan tenía una leve infección en la garganta, y me agoté los antibioticos que llevaba y no terminaba de curarme, y después del Banya, prácticamente me curé al 100%, no se si las bacterias también sean muy sensibles a los cambios extremos de temperaturas, ya que ir de +40°C (por vernos conservadores, pero se que era mucho más) a -20°C súbitamente no cualquiera lo aguanta.

Lo que sí, al igual que con el Temazcal, después del Banya llegamos a echarnos a la sala, y ya no recuerdo si me quedé dormido o por lo menos si extremadamente relajado, no cabe duda que es algo similar a un Temazcal, pero llevado al extremo, incluso un amigo de por acá me comentaba que en algunas regiones de Siberia, el aguantar un Banya provoca que la gente local te agarre respeto.

Espero hayan disfrutado este relato, vengan sus comentarios

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